Una verdad inconveniente

 

Quizás pasó desapercibido por la pandemia, pero en agosto de 2020 se consiguió un gran logro en igualdad dentro del deporte profesional: me refiero al primer convenio de fútbol profesional femenino.


Y hay que poner énfasis en femenino porque es algo asombroso: hay un convenio femenino y masculino para el mismo trabajo: futbolista profesional. Es algo impensable en cualquier otro ámbito (¿os imagináis un convenio distinto para profesores y profesoras?). Si hay algún jurista en la sala, por favor que explique un poco si esto se ajusta a Derecho porque para un lego en la materia como yo, no lo parece.


Según el artículo 2 del convenio de fútbol profesional, éste será de aplicación a futbolistas profesionales. Cabría pensar que este convenio fuera de aplicación para las mujeres (recalco aquí que este convenio se firmó en 2015), ya que hay que recordar que en castellano el genero masculino incorpora al femenino, pero al parecer no en este caso (léase el apartado uso del masculino en referencia a seres de ambos sexos de la R.A.E.)… Quizás tendrá algo que ver la diferencia de salarios mínimos que se contemplan en ambos convenios, (poquita cosa, ya veréis).


El salario mínimo de una futbolista profesional será de 16.000€, según el art. 3 de su convenio, mientras que el salario mínimo de un futbolista de Primera División ascenderá a 145.000€ y a 72.500€ en Segunda División (hay todo un ANEXO II que trata de ello en el convenio de 2015).


¿Cuáles fueron los artículos publicados en los medios esos días? Veamos unos pocos ejemplos en estos enlaces:



Ningún medio se hizo eco de las diferencias salariales y lo insólito de convenios segregados por sexo. Creo que estamos ante un claro ejemplo de no sé yo si llamarlo socialización o normalización de la desigualdad.


Y aquí retomo con el primer párrafo de esta diatriba, con la que coinciden todos los medios que se hicieron eco de la noticia: es un gran logro en igualdad… Claramente estamos hablando de términos absolutos, ya que se pasa de una regulación 0 a un marco jurídico de protección. Pero, vaya, en términos relativos (en contraposición al convenio de 2015 que, al parecer solamente es para sexo masculino), claramente es inapreciable, ya que la desigualdad salarial es inmensa. No parece pues que para 2030, en este ámbito concreto se pueda alcanzar el ODS 5.


Llegado a este punto no me queda otra que comentar que el ejercicio de Nuria Varela sobre las gafas violetas debió de ser desconocido para todos los que se hicieron eco de este hecho. Más bien parece que pilló a todo el mundo mirando el dedo en vez de la luna, aunque no sé si debo emplear esta analogía porque es un comienzo, y los comienzos son siempre difíciles, y seguramente que las futbolistas puedan ser profesionales en España es un avance, pero, está muy claro que hay mucho camino por delante para alcanzar la igualdad real en el deporte profesional (el fútbol es el deporte nacional español así que no he podido evitar escogerlo para este artículo).



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