Nevenka

Súper

Quería narrar brevemente lo superbien que me lo he pasado este superfindesemana con mis superamigos en un superparque de atracciones. Me he tirado por la superpendiente de un supertobogán. Ha sido superguay, y es que me he comido una superhamburquesa con un supervaso de refresco de supercola que seguro que hace que me salgan unas superlorzas a la altura de mi superombligo.

Parecerá una narración bastante estupida ¿no? Pues sí, lo es. Esto refleja la riqueza de nuestro idioma, el castellano. Probablemente una de las lenguas más sorprendentes y con más atributos y epítetos para definir una misma cosa. Eso sí, nos encontramos en la generación de "elsúper" (lo he escrito junto a propósito).

Ya sabéis: "generación del 27", "generación del 98" y ahora esta, "la de los inútiles utilizando el castellano", también llamada la generación de "elsúper" ( lo he vuelto a escribir junto porque me da la gana).

Si es que, para estar a la onda, hay que hablar como si fueses un melón. Voy a proponer un par de ejercicios (que nadie va a realizar por falta de vocabulario o porque no le sale de sus supernarices) muy interesantes:

a) Intentad sustituir "súper" por alguna otra palabra que sea adecuada para definir lo mismo y que no suene al barritar de un elefante (esto se lo dedico a mi primo, lo de barritar).

b) Cuéntense las veces que algún supercoleguita dice "súper" en lugar inapropiado, o le que es mejor, las veces que tú mismo lo dices.